Dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento, y eso es lo que sin
duda me lleva, en ocasiones, a arriesgarme un poquito en cuanto a los
retos que se me van presentando. Muchas veces salen mal y claro
esos no los enseño, pero éste me encantó. No tenía ni idea de tapizar
y muy poca de restaurar muebles pero eso no me frenó, además la gran
confianza que depositó Nati en mi ayudó muchísimo.
Y este era el aspecto que tenía antes de pasar por mis manos.
Ahora disfruta de una nueva vida en la casa tan maravillosa que
tiene mi amiga Nati.